Por qué no quiero unas nuevas elecciones

Enviado el 30 marzo, 2016 en Actualidad, Portada | 3 comentarios

Por qué no quiero unas nuevas elecciones

Hoy, cien días después del 20-D, la idea de volver a las urnas el 26 de junio me provoca un profundo rechazo. ¿Por qué? Estas son mis razones para desear que no se celebren unas nuevas elecciones.

No quiero más campañas electorales, ni más debates a dos, tres, cuatro o setecientos, ni más carteles con políticos de dientes blanqueados. Después de cuatro citas electorales en 2015 y una investidura fallida en lo que va de 2016, ya sabemos lo que los partidos nos van a ofrecer. No necesitamos que nos lo recuerden, sino que actúen. Ya.

No quiero tener que darle más vueltas a quién votar. No quiero volver a hacerme cábalas sobre si el único voto útil es para los grandes partidos, si votar a Ciudadanos es aupar a Pedro Sánchez a la presidencia, si la agenda oculta de Podemos tiene más aristas de las que asoman. Tres meses después, los españoles no manejamos mejor información que el pasado diciembre. ¿Por qué malgastar nuestro tiempo y nuestro dinero?

No quiero que los políticos tengan más excusas para morderse entre ellos, jugar al y tú más, y declinar su responsabilidad. No quiero más espectáculos en el Parlamento escenificando el cambio cuando España sigue sumida en los males de siempre. Uno de ellos, la ausencia de hombres y mujeres de estado capaces de asumir el papel que les ha destinado la historia.

No quiero meses y meses de paripés, como los que hoy vemos en la prensa: que si Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se dan una tregua ante la reunión con Sánchez; que si Susana Díaz quiere desbancar al secretario general del PSOE y los barones se enfrentan por ello; que si Mariano Rajoy ha vuelto a sacar la partitura de la partitocracia en el PP para que no se cuestione su liderazgo. Muy aburrido.

No quiero que el 26-J volvamos a la casilla de salida: la posibilidad de que el resultado electoral se repita, independientemente de que haya un cierto movimiento en los equilibrios, es más que elevada. Y entonces, ¿qué? ¿Unos cuantos meses más para no llegar a un pacto porque nadie modifica su postura? ¿Unas cuantas dimisiones tarde y mal? ¿El espectáculo bochornoso de las luchas intestinas dentro de los partidos? España no es Bélgica.

Quiero que nuestros políticos comprendan que están destinados a entenderse, que el mandato de las urnas está claro: los españoles han castigado a los partidos de siempre, ante todo por su incapacidad para luchar contra la corrupción; que los nuevos partidos responden a una necesidad social, la de aquellos que buscan cobijo una vez que sienten que el bipartidismo ha dejado de representarles; que a los ciudadanos no nos asustan esos pactos que algunos llaman anti natura. Nos asusta más el desgobierno y el egoísmo de aquellos a los que hemos votado de buena fe.

Quiero que los intereses de los ciudadanos vayan por delante de las ambiciones de los políticos. El mundo está cambiando y los votantes ya no aceptan que todo vale, lo que se refleja en la desafección que cada vez más gente siente hacia la política. Los partidos han de entender que su responsabilidad va más allá incluso de gobernar: España se ha librado de momento del surgimiento de los partidos xenófobos, antieuropeos o antisistema que empiezan a proliferar en el mundo. Pero sólo de momento. Y la pelota está en el tejado de los partidos que existen hoy.

Quiero que la ciudadanía recupere la fe en la clase política después de tantos años de corrupción. Y una buena manera sería sentir su responsabilidad de estado, comprobar que están haciendo una lectura adecuada de este momento histórico, sentir el alivio de ver que están a la altura de los retos.

Quiero que la tímida recuperación se consolide y los largos meses de desgobierno no ayudan. Según los expertos consultados por El Economista, la incertidumbre política podría lastrar hasta en dos décimas el crecimiento del PIB en el primer trimestre. Con todo lo que han sufrido ya la mayoría de los españoles, dudo que queden reservas para aguantar un nuevo revés.

Quiero que España avance de verdad de una vez por todas. ¿Cómo? Por ejemplo, a través de pactos de estado en los grandes temas, como Educación, Sanidad o Energía, amén del Terrorismo. Con un Parlamento que funcione y dicte leyes consensuadas y duraderas. Con un debate serio y reposado sobre la situación de las comunidades autónomas. El momento no puede ser más propicio, con las mayorías absolutas cada vez más alejadas.

Quiero sentirme orgullosa de mi país. Y estos cien días que han pasado desde el 20-D no ha sido fácil.

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3 Comentarios

  1. Toda la razón.

    • Gracias Susana, gracias Fernando. Me alegro de que estéis de acuerdo. Ojalá las cosas fuesen distintas, pero…

  2. Si Sonia, así es y pienso que este es el sentimiento de la gran mayoría de los ciudadanos de este país. Un beso.

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