Qué tienen en común Ignatius Reilly y Scarlett O’Hara o el arte de crear personajes
Para el común de los mortales, la idea de que una persona con la que toman café o copas, comparten despacho y cotilleos o incluso vacaciones pueda tener la suficiente imaginación como para crear un personaje desde cero resulta marciana. Créeme, sé lo que digo.
–¿Quién es el del Porsche?– me preguntó mi propio padre tras leer uno de mis relatos. –¿Lo conozco?
–Papi, cómo lo vas a conocer si es inventado.
–Pues esa madre no se parece nada a mí–, dijo mi madre, muy digna, tras leer otro.
–Claro, porque no eres tú.
(Aquí vendría un largo suspiro…)
Leer másAhora toca escena de sexo… oh, oh
Estás leyendo un libro fabuloso, de esos que te enganchan y no puedes dejar. El protagonista te tiene fascinado con su personalidad arrolladora y estás deseando que logre su propósito. Por fin se arma de valor y aborda a la chica. Ella accede y… ¡zas! Un amasijo de partes corporales y sensaciones forzadas te devuelven a la realidad. De un plumazo, la credibilidad del protagonista se ha ido al traste y tu pacto de complicidad con el autor, también. Una lástima.
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