Fuera la pereza: planifica tu novela

Enviado el 9 octubre, 2015 en Libros | 3 comentarios

Fuera la pereza: planifica tu novela

Son muchos los amigos que me habéis preguntado alguna vez por este asunto: cuándo te lanzas a escribir una novela, ¿ya tienes clara la estructura, los personajes, los capítulos, la longitud? Y reconozco que me sorprende, porque la respuesta me parece obvia: claro que sí.

No es que tengas que tener planificado al milímetro cada paso que da tu protagonista. Pero sí tienes que tener bastantes cosas claras antes de lanzarte a una obra de la envergadura de una novela (estructura, puntos de vista, definición de los personajes, cronología…). Si no, lo más probable es que no la acabes.

Eso es lo que me pasó a mí con las dos primeras. La primera vez mi intención no era otra que novelar mi experiencia de los tres años que viví en un Nueva York efervescente, en plena burbuja tecnológica. Empecé con mucho brío, pero la realidad y la falta de brújula se fueron imponiendo. Mi excusa para aparcarla fue el 11-S: después de la tragedia, el tono me resultaba demasiado frívolo y la ciudad era otra.

Para la segunda, tenía muy claro el planteamiento, el nudo y el desenlace, así como el tono y el punto de vista. Pero, cuando ya iba por la mitad y estaba razonablemente satisfecha, decidí apuntarme a un cuso sobre novela para evitar que me pasase lo que la vez anterior. En la primera clase, la profesora destrozó mi idea, sin ningún tipo de piedad. La semana siguiente, recibí una oferta y me cambié de trabajo. No volví al taller –ni revisité la novela–, esta vez con la excusa de que estaba saturada de trabajo (lo cual también era verdad).

La número tres –la primera que publiqué– empezó de un modo totalmente distinto. El director de uno de los sellos de Planeta me llamó tras haber sabido de mí por mi blog de El Confidencial y me propuso que escribiese una novela empresarial. No podía desaprovechar la oportunidad, y así surgió Los señores de la prensa, una trama de poder, dinero, sexo, mentiras y, sobre todo, honor, que se extiende durante más de cincuenta años de la vida de los dos protagonistas, a la sazón convertidos en los responsables de los dos periódicos líderes de nuestro país. Paralela a su historia, transcurre la de los medios de comunicación en la España de la transición y de los primeros años de la democracia.

En esta ocasión había poco espacio para la improvisación: por contrato tenía seis meses para entregar el primer manuscrito y un número de páginas estipulado. Así que, hoja Excel en mano, planifiqué al milímetro cada capítulo, incluidos los acontecimientos históricos y periodísticos reales que se iban a cruzar con mi relato. Esto hizo mi tarea infinitamente más fácil. Entregué en tiempo y forma.

Para la cuarta –y segunda publicada–, Los otros Franco, la hoja de ruta también la tuve clara desde el minuto uno. Se trataba de un proyecto a medias con mi padre: novelar la evolución de la relación médico–paciente en el siglo XX y lo que va de XXI a través de la historia de los médicos de mi familia. Mi plan era aprovechar lo que a él le quedase de vida –que no era mucho– para absorber toda la información posible y escribir sobre las vidas de mi abuelo y mi bisabuelo. Pero sabía que, cuando tocase hablar de él, prefería que no estuviera. Así fue. No hubo más brújula que la del corazón.

Y así me enfrenté a mi quinto intento –espero que la tercera novela que vea una imprenta–, hace ya casi un año. Con dos fracasos y dos éxitos a mi espalda, ya era muy consciente de mis limitaciones, de mis fortalezas y de mis debilidades, a la hora de sentarme a escribir. Y decidí no hacerlo en solitario: me apunté al taller de Leonor Sánchez, lo que resultó ser una gran decisión (no puedo menos que recomendarlo, con todo cariño). Fue allí dónde descubrí que todo está inventado. Que mi hoja Excel se llama en realidad sinopsis por capítulos y que no hay profesor que se precie que no repita hasta la saciedad el mantra: hay que planificar.

Completamente de acuerdo. Si ya tenemos los pilares, el camino va a ser mucho más sencillo. Lo que no me atrevo es a aconsejar un esquema para esa planificación, porque cada autor, cada novela, es un mundo (si queréis conocer mi método, no tenéis más que escribirme).

Ahora bien, la planificación no ha de estar escrita en piedra. Hace ya casi un año que empecé la mía y el pasado fin de semana me dediqué a rehacer mi sinopsis por capítulos. ¿Por qué? Porque, con el primer borrador en la mano, queda claro que hay cosas que no funcionan y que me toca reescribir. ¿Qué si estoy desanimada? ¡En absoluto! Ésta es otra parte del proceso.

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3 Comentarios

  1. Mil gracias, Sonia. Jejeje. ¡A planificar! Un abrazo

  2. Acabo de descubrir este blog y me encanta tu forma de escribir. También acabo de comprar el ebook de Los Otros Franco en amazon y estoy deseando leerlo. Creo que voy a disfrutar muchísimo.

    • Muchas gracias, Marian. ¡No sabes lo que me alegra oírlo!

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